- Paradoja del Vacío -

Mi aportación para el proyecto colectivo se basaba en el concepto del desconcierto. Y que mayor desconcierto que el no saber con qué material se trabajará, ni como se desarrollará o concluirá el proyecto. La paradoja consistía en que este trabajo, a pesar de haberlo concebido yo, todo el mundo a excepción mía dirigiría su desarrollo a antojo, y por ello, cualquiera que así lo quisiera era libre de aportar cualquier cosa, solicitar cualquier cambio o acción, y proporcionar cualquier material, ya fuese directamente enviando el elemento en cuestión, o indirectamente por medio de experiencias de las que se recopilaría la información, siendo todo esto a modo de participación libre.

Sin embargo, con la cuenta atrás para la entrega del proyecto casi a cero, el nivel de intervención ajena era, para bien o para mal, prácticamente nulo. En realidad, este resultado era tan válido como cualquier otro resultado posible según el planteamiento de este proyecto, y por tanto perfectamente resolvible mediante la presentación al proyecto de 4 páginas en blanco. Sin embargo, en última instancia, esto presentó una segunda paradoja al ejercicio: la viabilidad del proyecto artístico vacío como proyecto artístico completo. Así, se decidió ir un paso más allá y continuar el proyecto por un nuevo desvío, continuando además con el concepto primero del desconcierto sobre la marcha en este ejercicio.

Así pues, se decide trabajar precisamente con este único material proporcionado: el vacío, la nada, el espacio blanco, la ausencia.